El refinamiento ruso, con un toque clásico, casi vintage, define este impresionante interior de un apartamento de San Petersburgo. Es una obra completa de Anton Valiev, que reúne elementos femeninos y masculinos para crear el ambiente familiar perfecto, satisfaciendo las necesidades de ambos sexos.
La habitación más viril de la casa es la oficina, donde los tradicionales tonos marrones, un sofá de cuero rugoso y un papel pintado geométrico no dejan lugar a la suavidad. Uno de los dos dormitorios tiene tonos cálidos de azul y beige, con solo la TV y el sistema de aire acondicionado para recordarnos en qué época vivimos.
Su elegancia es única, como pocas veces vemos en estos días. Cada habitación y cada rincón rechazan la modernidad, adoptando un enfoque clásico, desde el mobiliario, hasta las cortinas fluidas que cubren todas las ventanas sin excepción para un extra de privacidad, al mismo tiempo.